Los espejos franceses se originaron en algún punto del siglo XVIII, suelen ser rectangulares e, inicialmente, su propósito era el de decorar el espacio entre las ventanas de una habitación.
Por la forma en la que fueron construidos, y sus elementos ornamentales, tenían una doble función, ya que por una parte eran un increíble elemento decorativo, y por la otra ayudaban a incrementar la iluminación de las habitaciones, dado que reflejaban la luz del sol.
Una de las características más resaltantes de estos espejos en la actualidad, es que sus marcos suelen estar hechos de madera con ornamentos, y laminados en pan de oro, lo que convierte a los espejos franceses en un elemento decorativo clásico, de buen gusto y refinado.
¿Qué debes saber antes de comprar espejos franceses?
En la actualidad, depende mucho del estado de conservación, punto clave para su valoración.
Estos se pueden encontrar fácilmente en anticuarios y tiendas especializadas, ya que son un objeto ampliamente buscado y codiciado por su impacto decorativo.
Es posible encontrar espejos franceses con marco de madera y laminados en pan de oro que datan del siglo XIX, y estos, a pesar del paso de los años, siguen conservando su encanto original, ya que son piezas que tienen mucha historia detrás de su reflejo.
Como estos espejos son antiguos, es casi imposible encontrarlos en perfecto estado, al contrario, suelen tener señales del paso del tiempo, pero eso es parte de su encanto, después de todo, se tratan de piezas históricas únicas que aportan mucho valor, personalidad y luminosidad a cualquier habitación en el que se coloquen.
Así mismo, aunque hay espejos franceses de muchas dimensiones, lo más común es encontrarlos en tamaño grande, ya que estos solían usarse como un símbolo de estabilidad económica, poder, buen gusto y refinamiento, por lo que las piezas más populares solían tener grandes dimensiones.
¿En qué tipo de habitación puede colocarse un espejo francés?
Es común preguntarse en qué tipo de habitación o lugar podría ser ubicada, ya que no se trata de sobre saturar un espacio sino de darle personalidad con un toque de buen gusto.
En el caso de los espejos franceses, al ser un objeto grande y con un color tan llamativo como el dorado en su marco, suelen generarse muchas dudas en las personas interesadas en adquirirlo, sin embargo, esta pieza queda bien en cualquier ambiente.
La razón es simple, tanto en un negocio como en un estudio, atelier, baño, sala común o incluso en cualquier habitación dentro del hogar, esta pieza se convertirá en la protagonista inmediata del lugar, ya que además de ser un objeto decorativo impactante, también tiene mucha utilidad, después de todo, es un espejo.
Sin duda un espejo francés no sólo se verá bien, sino que además aportará mayor iluminación, calidez y personalidad a cualquier lugar, y por ser un objeto antiguo se revalorizará con el tiempo, lo que lo convierte en una inversión inteligente y, por supuesto, refinada.